Mostrando entradas con la etiqueta franceses. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta franceses. Mostrar todas las entradas

Noël sous les tropiques

Sobre la arena tumbado,
rodeado por la mar,
bajo un cielo de escenario
me vengo a despertar.

Lejos de mi bella patria
que diciembre ablanca,
estoy en el paraíso
sólo y sin amigos.

Navidad con sol,
aunque tropical,
Navidad con sol
de verdad no es Navidad.


En mi Navidad de antaño,
ante mí bailaba
la casa en su manto blanco,
el pino cantaba.

Pero en casa de estos niños
no hay chimenea
do posar tranquilos
sus zapatitos que esperan.

Navidad con sol,
aunque tropical,
Navidad con sol
no es la pura Navidad.

Me han dicho que Papá Noel
jamás será negro,
y por eso allá va mi fe
volando en el cielo.

Sobre mí, en la oscuridad,
una estrella brilló:
es la misma que por allá
tu corazón miró.

Navidad con sol,
aunque tropical,
Navidad con sol
al menos es Navidad.

Nijinsky

En
mi cuarito gris
la pared recubrí
de danzantes de ópera
en fotografías.
Y
en la lejanía
en mí me evadí,
inventando pasos
y óperas cantando.

Yo,
pobre cual nací,
que sueño en do y en mi,
en baile y ópera;
yo
que me desvanecí
a ver a Nijinsky,
a ver a Ulanova.

En
mi cuarto de hoy en día
en Londres o en París
los danzantes de ópera
están siempre junto a mí.
Yo,
bailarina de ópera
en su cuerpo de ballet,
yo bailo pasa a paso
y lo que quiero, hago.

Yo
soñé que bailaría
y en la coreografía
de arias me dormí.
yo
que me desvanecí
a ver a Nijinsky,
a ver a Ulanova.


Marc Lavoine
Traducción de Jorge Luis Pérez Armijos

Dualisme (Dualismo)

Explícate por qué dices «mis rosas»,
y «mi piano», y por qué frecuentemente,
«tus libros» y «tu perro», indiferente;
y di, por qué, con aire placentero
me dices: «unas cosas
voy a comprar con mi dinero».

Lo mío es siempre tuyo, eso es sabido;
¿por qué dices palabras que entre los dos han sido
y serán siempre odiosas?
«Mío» y «tuyo»... ¡Qué extrañas tonterías!
Si me amaras, «los libros», tú dirías,
y «el perro», y «nuestras rosas».

Paul Géraldy
francés

Le vase brisé (El vaso roto)

El vaso diáfano y rico
donde muere esa verbena
lo hirió en su lúgubre vena
el golpe de un abanico.

La herida, que era impalpable,
por sí en el cristal mordiendo,
fue, en lo profundo, creciendo,
hasta volverse incurable.

Filtra el agua, gota a gota,
y, a par que la flor perece,
la ánfora intacta parece...
no la toquéis, ¡está rota!

Así una mano querida
da en un corazón, de paso,
éste lo mismo que el vaso,
lleva muy honda la herida.

Y es, ante el mundo, un ex-voto
de aquella mano traidora:
parece intacto, no llora...
no le toquéis, ¡está roto!

Sully Prudhomme
francés; 1839 - 1907

Traducido por César Borja