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How was she?

The door, clear. Soft and silently she came.
Not material, nor spirit. With her
she carried the light tilt of a ship's frame
and the young light of a clear day's glimmer.

Neither of rhythm nor of harmony,
nor made out of colors. The heart knows her,
I can't tell you how she was, earnestly,
because she shows no form, nor forms show her.

Tongue, incompetent chisel, mortal clay,
leave alone the flower that's the notion
on this, the clear eve of my wedding day,
and sing softly, humbly, with devotion

the sensations, the shadows, the events,
while within her my entire soul relents.

Dámaso Alonso
Traducción de Jorge Luis Pérez Armijos

Así la quiero

Ha de ser la mujer que yo prefiera
sublime musa que mi canto inspire;
la que sepa mirarme cual la mire,
la que sepa quererme cual la quiera.

Ha de amoldarse a mí de tal manera,
que al par que yo respire, ella respire;
que cuando yo suspire, ella suspire
y si muero de amor que de amor muera.

Que abrace con pasión cuando la abrace,
que me rechace cuando la rechace,
que ni me infiere ni la infiere agravio;
que la interese cuando me interese,
¡que bese el labio cuando el alma bese
y bese el alma cuando bese el labio!

Antonio Reglero Soto
español

¿Cómo era?

La puerta, franca. Vino queda y suave.
Ni materia ni espíritu. Traía
una ligera inclinación de nave
y una luz matinal de claro día.

No era de ritmo, no era de armonía
ni de color. El corazón la sabe,
pero decir cómo era no podría
porque no es forma, ni en la forma cabe.

Lengua, barro mortal, cincel inepto,
deja la flor intacta del concepto
en esta clara noche de mi boda,

y canta mansamente, humildemente,
la sensación, la sombra, el accidente,
mientras ella me llena el alma toda.

Dámaso Alonso
español

Con todos los corazones,

Con todos los corazones,
ya enterrados, que me amaron,
frío, entre oscuras angustias,
me siento un poco enterrado.

Con todos los corazones,
gloriosos ya, que me amaron,
ardiendo en oro, me siento
un poco transfigurado…

Juan Ramón Jiménez

Retorno fugaz

¿Cómo era, Dios mío, cómo era?
–¡Oh corazón falaz, mente indecisa!–
¿Era como el pasaje de la brisa?
¿Como la huida de la primavera?

Tan leve, tan voluble, tan lijera
cual estival villano... ¡Sí! Imprecisa
como sonrisa que se pierde en risa...
¡Vana en el aire, igual que una bandera!

¡Bandera, sonreír, vilano, alada
primavera de junio, brisa pura...
¡Qué loco fue tu carnaval, qué triste!

Todo tu cambiar trocóse en nada
–¡memoria, ciega abeja de amargura!–
¡No sé cómo eras, yo qué sé qué fuiste!

Juan Ramón Jiménez

de: https://www.poemas-del-alma.com/juan-ramon-jimenez-retorno-fugaz.htm

Adolescencia

En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.

El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño.

Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas
como quien pierde un tesoro.

Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos.

No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos

Juan Ramón Jiménez

de: https://www.poesi.as/jrj001.htm

Elegía de otoño

Voy a decirte ahora mi alta verdad de hombre,
mientras mi sangre corre quemándome las venas.
Las palabras, que brotan como ramas de mi árbol,
de este árbol de dolor arraigado que llevo
en lo más dolorido que mis entrañas tienen,
y [que xx] abre al sol entre vientos y nieblas:
lo que el amor me obliga a decirte, sin lágrimas,
mientras mi sangre corre quemándome las venas

Aquí se alza el recuerdo de [xxxx] hiras [d]ejamos
–¡[d]ejamos y tan cerca!–, y penetra en mi carne
una oscura tristeza sin [flores], amor mío.
A la luz de otra luna, [lentos pianos] que [sueñan]
hace[r] [islas] de música buscando tus palabras.

¿Dónde están esas horas que me daba[n] tu mano,
mientras caía la lluvia sobre el jardín dormido
en noches de ternura, [cuando] apenas sonaban
lentos pasos de amor sobre alfombras [quer]idas?
Sólo están guarecidas en mi corazón claro,
en tanto [anillo] [xl] [turban] materno de la noche
a mi sombra alargada por la melancolía.

Bajo un cielo que [p]e[s]a, camino entre personas
que no saben ni quieren saber lo que mí llevo.
Se estremecen de olvido el [xxxxx] y la planta
y esta rosa que clava espinas en mi fuerza
e[xxandxx] sus caricias perdidas por el viento.

¿Quizás no sepas nunca lo que viví[a] en nosotros,
la raíz que hizo heridas en mi alma y mis [besos],
la ternura viril que concentró mis pa[sos]
entorno a tu mirada, y que hoy no haya camino?
Inútil es querer destruir lo que [a]yer
ambos fuimos creando, y ya es una existencia.
Podría morir la luz, y quedará en el alma
la sombra perdurable de lo que ya se ha ido:
de lo que ya se ha ido, y sin embargo queda
con sus garras devoradoras de esperanza doliendo.

Bien sé que todavía me querrás otra vez. (*)
Retornará a tu vida la vida la verdad de mi amor,
y aunque a mi corazón lo partas en pedazos
siempre correrá el río de mi sangre caliente
a mojarte los pies, siguiéndote, constante;
¡el río de mi sangre, siempre detrás de ti,
por doquiera que vayas, persiguiendo tu vida!

Cuando tus ojos se abran sin las [ni]eblas de h[o]y,
y veas la claridad azul que te perdiste,
llorarás, sin poder apagar esa llama
que corre por mi sangre quemándome las venas.

Aquí estoy: aún más alto que ayer, más grande y pleno:
lleno de esta verdad un me[usa] que de guardo;
se [p]asmó para ti, a su molde y hechura,
y aunque hoy esté sola, entre nubes y vientos,
es, en su soledad, tan grande como siempre;
verdad que arde, y sufre, y se exalta y me anima
mientas corre mi sangre quemándome las venas...

Un día –¿dónde?, ¿cuándo?– releyendo estos veros,
sentirás esa angustia que yo siento al mirarlos.
Verás que otros pudieran halagar tu belleza,
pero que sólo un hombre halló en ti el resplandor
de tu luz verdadera, y lo llevó consigo.

Y entonces este amor estará desterrado,
dolorido, [hecho] estrella, hoguera en alto [espacio];
y brillará por ti igual que el primer día...
¡pero no sabrás cuán es entre las estrellas
que contemplas, a solas, en noches de recuerdo

(*)2 Dentro de cuántos más? ¿Después de cuántos años?
No sé. Mas, llegará un tiempo, amiga mía,
y no muy tarde, en tiempo en que sienta[s] que el campo
y el mar, y el aire, y todo, te dej[a]n mi recuerdo
con un aliento intenso, sutil, desesperado...
Cuando la tarde ponga su claridad de luna
en un maravilloso cielo azul de verano,
querrás oír de nuevo mi voz que te quería
otras tardes iguales, bajo otro cielo claro.
Y cuando [a]l invernal viento dé en un ventana
y la lluvia deslice sus tambores callados,
entre sueños, mujer, buscarás en lo obscuro
con la mano des[pierta] el calo de mi mano...

José María Souvirón
español

Cielito Benamor

Porque no soy de tu sangre,
tu madre no ha consentido.
Para que tú seas mía
–me dice–
tengo que hacerme judío...
¡los judíos no se hacen,
nacen ya siendo judíos,
y no puedo dejar
de ser lo que siempre he sido!
Porque no soy de tu raza,
porque llevo un crucifijo
–sobre el pecho–
arañándome la piel,
porque hasta cuando te miro,
se piensa que te acristiano,
los oscuros ojos bíblicos,
porque te quiero de veras,
tu madre no me ha querido...

Cristiano yo...Bueno, ¿y qué?
¡Cristiano de Andalucía!
y los amigos me dicen
que como voy a casarme
contigo, siendo judía...

Judía tú...Bueno ¿y qué?
Y las amigas te dicen
que como vas a casarte
con un cristiano, alma mía...

Y tienes los ojos tristes
a pesar de la alegría...
y tienes los ojos tristes
como la Virgen María...
Mi cielito Benamor,
rosa de la Mendubía...
Mi cielito Benamor,
cielo de la judería...

¿Quiénes son esos que van
los sábados, a tu vera...?

Mis primos de Tetuán...

¡Qué no vuelva a suceder!
¡Que yo no te vuelva a ver
con ellos, por esas calles!
No quiero que salgas sola,
ni con ellos, ni con nadie...
Conmigo, sí, mi alegría,
conmigo ¡por todo Tánger!

Yo vengo todas las noches
–zoco grande, zoco chico–.
pese a quien pese –¡mi vida!–
para encontrarme contigo...

Tú no hagas caso a nadie.
Lo nuestro tiene que ser...
Tú judía y yo cristiano...
bueno ¿y qué?

Quiero robarte, mi cielo,
quiero llevarte conmigo,
que eso de quererme a mí
era cosa
sabida de muy antigua...

¡Qué dirán tus sinagogas!
¡Qué dirán mis arzobispos!
Todo Marruecos está
–como alerta–
pulsando nuestro cariño.
Lo saben todos en Tánger.
Nadie se atreve a decirlo.

Mañana por la mañana,
mañana, mañana mismo,
cruzaremos el estrecho
y al amor de los cortijos,
entre toros de azabache,
geranios y campanillas,
podrás decirme en voz alta
lo que nunca aquí me has dicho...

¡Vámonos a Montejaque,
tú de Moisés, yo de Cristo,
que está la sierra esperándonos
hace más de veinte siglos!

Porque no soy de tu raza,
tu madre no ha consentido...
Para que tú seas mía
–me dice–
tengo que hacerme judío...
los judíos no se hacen,
nacen ya siendo judíos
¡y yo no quiero dejar
de ser lo que siempre he sido!

Mañana en tierras de Málaga
–contrabandos del cariño–
te besaré, de alegría
llorando por los olivos...

Tú no hagas caso de nadie.
Lo nuestro, tiene que ser...
Tu judía y yo, cristiano...
Bueno... ¿y qué?

Rafael Duyos Giorgeta
español

de: https://idus.us.es/bitstream/handle/11441/77104/Literatura%20Espa%C3%B1ola%20en%20T%C3%A1nger.%20Desde%20el%20siglo%20XIX%20hasta%20nuestros%20d%C3%ADas.%20Rocio%20Rojas-Marcos%20Albert.pdf?sequence=1

Romance de lo imposible

Siempre aquí. De carne o sombra
perenne ausencia a mi lado.
Cada minuto es un muro
de piedra contra mis pasos.

Tuvo que llegar. ¡Llegaste!
Mi vida, sobre el espanto
de lo imposible, por siempre
quedó deshecha, temblando.

No hay luz que te dibuje
ni momento sin tus labios.
Vas por las venas del aire,
densidad de los espacios.

Te ven sin querer los ojos.
Te tocan, dura, mis manos.
Dice el viento tus palabras.
Crea el silencio tu canto.

¿Cómo huir de esta amargura
de lo imposible extrañado?
¿No habrá en el mundo rincones
donde no suenen tus pasos?

De mirar tu lejanía
tengo los ojos cansados
y dormido en la garganta
gusto de arrayán amargo.

No me quemaré en tus pechos,
no me quemarán tus manos
nunca tu cuerpo en la sombra
será el alba de mis llantos.

Y he de ir siempre así, perdido,
en este miedo insensato
de buscarte y nunca verte,
de hallarte y correr temblando.

Joaquín Romero Morube
español

de: http://antesdeldia.blogspot.com/2013/06/romance-de-lo-imposible.html

Tus palabras

Apoyada en mi hombro
eres mi ala derecha.
Como si desplegaras
tus suaves plumas negras,
tus palabras a un cielo
blanquísimo me elevan.

Exaltación. Silencio.
Sentado estoy a mi mesa,
sangrándome la espalda,
doliéndome tu ausencia.

Manuel Altolaguirre
español

de https://www.poetasandaluces.com/poema/375/

Amor

Mi forma inerte, grande como un mundo,
no tiene noche alrededor, ni día;
pero tiniebla y claridad por dentro
hacen que yo, que tú, vivamos.
Mares y cielos de mi sangre tuya
navegamos los dos. No me despiertes.
No te despiertes, no. Sueña la vida.
Yo también pienso en mí cuando te sueño
y robo al tiempo todas mis edades
para poblar las íntimas moradas
donde estaremos juntos siempre, siempre.

Manuel Altolaguirre
español

de: https://www.poesi.as/altol390010.htm

Por tu pie, la blancura más bailable,

Por tu pie, la blancura más bailable,
donde cesa en diez partes tu hermosura,
una paloma sube a tu cintura,
baja a la tierra un nardo interminable.

Con tu pie vas poniendo lo admirable
del nácar en ridícula estrechura,
y donde va tu pie va la blancura,
perro sembrado de jazmín calzable.

A tu pie, tan espuma como playa,
arena y mar me arrimo y desarrimo
y al redil de su planta entrar procuro.

Entro y dejo que el alma se me vaya
por la voz amorosa del racimo:
pisa mi corazón que ya es maduro.

Miguel de Unamuno
español

de: https://www.poesi.as/mh3408.htm

He soñado que estabas a mi vera

He soñado que estabas a mi vera
y que tenías tus manos en las mías;
ya no recuerdo lo que me decías,
pero era dulce oírte, compañera.

Me mirabas de amor, con la sincera
clara mirada de los bellos días
y se iban enredando mis poesías
en el perfume de tu cabellera.

Era tan dulce oírte, y era tanta
la maravilla de tu voz serena,
que, al sentir mi soñar desvanecido,

me desperté con llanto en la garganta,
y las carnes doliéndome de pena,
y el corazón doliéndome de olvido.

José María Souvirón
español

de: https://blogpoemas.com/he-sonado-que-estabas-a-mi-vera/

[xxx] apagad[x]

Mira la vasta noche el marinero
reflejando la astral geometría
del cielo en sus pupilas y así guía
su nave por sereno derrotero.

Mas, a veces, del norte sopla un fiero
aquilón cabalgando por sombría
tempestad y la clara astronomía
se resuelve en tinieblas y aguacero.

Piloto de los mares de la vida,
cumplía yo feliz mis singladuras
con Dios sobre la sangre anochecida.

Mas hoy que apaga sus estrellas puras
la borrasca del alma descreída,
mi huérfano bajel navega a oscuras.

José López Rueda

Misterio libre

Si quieres que te quiera de otra suerte
tendré que no quererte aunque te quiera,
tendré que desquererte a mi manera
y eso será también como quererte.

Será como quererte menos fuerte,
pero querete, al fin, como quisiera,
para que mi querer de complaciera
como no me complace complacerte.

Tedría que ser yo quien no sería
quien te quisiera... ¿Y quién, ay, te querría
lo que te quiero como yo te quiero?

Porque si te quisiera de otro modo,
ni me querrías ni te querría del todo,
y tú te morirías como me muero

José María Souvirón
español

No es nada, es un suspiro,

No es nada, es un suspiro,
pero nunca sació nadie esa nada
ni nadie supo nunca de qué alta roca nace.

Ni puedes tú saberlo, tú que eres
nuestro afán, nuestro amor,
nuestra angustia de hombres;
palabra que creamos
en horas de dolor solitario.

Un suspiro no es nada,
como tampoco es nada
el viento entre los chopos,
la bruma sobre el mar
o ese impulso que guía
un cuerpo hacia otro cuerpo.

Nada mi fe, mi llama,
ni este vivir oscuro que la lleva;
su latido o su ardor
no son sino un suspiro,
aire triste o risueño
con el viento que escapa.

Sombra, si tú lo sabes, dime;
deja el hondo fluir
libre sobre su margen invisible,
acuérdate del hombre que suspira
antes de que la luz vele su muerte,
vuelto él también latir de aire,
suspiro entre tus manos poderosas.

Luis Cernuda
español

de: https://palabraspesadas-bcr.blogspot.com/2013/04/de-luis-cernuda-no-es-nada-es-un-suspiro.html

Cuando contemplo tu cuerpo extendido

Es tocar el cielo, poner el dedo
sobre un cuerpo humano.
–Novalis

Cuando contemplo tu cuerpo extendido
como un río que nunca acaba de pasar,
como un claro espejo donde cantan las aves,
donde es un gozo sentir el día cómo amanece.

cuando miro a tus ojos, profunda muerte o vida que me llama,
canción de un fondo que sólo sospecho;
cuando veo tu forma, tu frente serena,
piedra luciente en que mis besos destellan,
como esas rocas que reflejan un sol que nunca se hunde.

Cuando acerco mis labios a esa música incierta,
a ese rumor de los siempre juvenil,
del ardor de la tierra que canta entre lo verde,
cuerpo que húmedo siempre resbalaría
como un amor feliz que escapa y vuelve…

Siento el mundo rodar bajo mis pies,
rodar ligero con siempre capacidad de estrella,
con esa alegre generosidad del lucero
que ni siquiera pide un mar en que doblarse.

Todo es sorpresa. El mundo destellando
siente que un mar de pronto está desnudo, trémulo,
que es ese pecho enfebrecido y ávido
que sólo pide el brillo de la luz.

La creación riela. La dicha sosegada
transcurre como un placer que nunca llega al colmo,
como esa rápida ascensión del amor
donde el viento se ciñe a las frentes más ciegas.

Mirar tu cuerpo sin más luz que la tuya,
que esa cercana música que concierta a las aves,
a las aguas, al bosque, a ese ligado latido
de este mundo absoluto que siento ahora en los labios.

Vicente Alexaindre
español

de: https://ciudadseva.com/texto/cuando-contemplo-tu-cuerpo-extendido/

Amor de mis entrañas, viva muerte,

Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena pues de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.

Federico García Lorca

de: https://ciudadseva.com/texto/amor-de-mis-entranas-viva-muerte/

Es verdad

¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!

Por tu amor me duele el aire,
el corazón
y el sombrero.

¿Quién me compraría a mí
este cintillo que tengo
y esta tristeza de hilo
blanco, para hacer pañuelos?

¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!

Federico García Lorca

de: https://poematrix.com/poetas/garcia-lorca/ay-que-trabajo-me-cuesta

Quisiera ser convexo

Quisiera ser convexo
para tu mano cóncava.
Y como un tronco hueco
para acogerte en mi regazo
y darte sombra y sueño.
Suave y horizontal e interminable
para la huella alterna y presurosa
de tu pie izquierdo
y de tu pie derecho.
Ser de todas las formas
como agua siempre a gusto en cualquier vaso
siempre abrazándote por dentro.
Y también como vaso
para abrazar por fuera al mismo tiempo.
Como el agua hecha vaso
tu confín –dentro y fuera– siempre exacto.

Gerardo Diego

de: https://blogpoemas.com/quisiera-ser-convexo/