Soneto 29

Cuando amigos y suerte me abandonan
solitario lamento mi destino
con lágrimas que al cielo no impresionan;
me maldigo a mí mismo y abomino

mi triste estado, a otros envidiando
en esperanza ricos y en talento,
la habilidad de un hombre deseando
y los amigos de otro, descontento

con todo lo que tengo. Pero luego,
despreciándome casi al pensar eso,
meditar en ti feliz me entrego,

mi dolor olvidando en mi embeleso.
Pues tu cariño es la riqueza mía;
ni con los reyes mi suerte cambiaría.

W. Shakespeare

Traducción de Francisco Pérez Febres-Cordero