No quiero de nuevo vivir lo vivido
ni prestar oídos a la tentación...
¡Cómo se estremece pensar que, escondido,
pudiera cupido
preparar sus flechas y herirme a traición!
Tengo miedo. Tengo
temor de mis nervios: soy frágil y no
sé si esta energía con que me sostengo
dure todo el tiempo que quisiera yo.
No quiero, no quiero sentirme deseada...
Y cuando tus ojos me contemplen ,sé
que ardientes desnudan, con una mirada,
mi carne, que surge, dura y perfumada
bajo la coraza tibia del corsé...
En tanto las horas pasan silenciosas,
llevándose el oro de mi juventud,
bajo las estrellas claras y radiosas,
pienso en estas cosas,
en un sentimiento vago de inquietud...
Rosario Sansores
mexicanos