Tú que surgiste en mi como una maravilla,
te adheriste a mi alma como hiedra a una ruina;
floréceme la boca al calor de tus labios;
enjóyame las sienes al roce de tus manos;
infiltra de tu alma la luz en mi tiniebla,
retórname a una aurora de amor en primavera...
Quiébrame este silencio que amordaza mi lengua,
exprímeme la hiel que mi vida envenena...
Al vetusto castillo de mi melancolía
enciende luminarias, descorre las cortinas...
Arranca la simiente de mi tedio implacable,
apaga con tu beso el cirio en mi agonía...
Estréchame en tus brazos, seré alondra al amarte...
¡Sáciate del milagro que en mi alma lograste!
Carmen Demar
puertorriqueña