Nocturno

En silencio profundo está la casa;
la ventana de vidrios entornada
y una luz que parece desmayada
por sus cristales transparentes pasa.

No se oye el ruido de la brisa escasa;
duerme el ave esperando la alborada;
la selva ensombrecida está callada
y ni el rumor más tenue la traspasa.

Todo reposa. El silencioso viento
[paró] su ala sedeña y transparente
bajo la oscura bóveda del cielo.

Y una sola inquietud es mi desvelo,
que me acaricia la abrasada frente
con mano inmaterial: tu pensamiento.

Lucía Berardo
argentina