Vencida

No huyas de mí cuando me veas... no temas
que pretenda de nuevo conquistarte.
Sé que el amor, cuando se va, no vuelve
ni la ilusión que se agostó renace.

No temas ya. Mi corazón amante
víctima fue de tu capricho un día.
Confié, sin sospecharlo, a un instante
la serena quietud del alma mía.

No temas encontrarte en mi camino,
ni apartes de mis ojos tu mirada
sutil y embriagadora como el vino.

Me he resignado a tu desdén, y herida,
sabré ocultar ante la faz del mundo
la suprema derrota de mi vida.

Rosario Sansores
mexicana