Fuego infantil

La abuela de los ojos apagados
nos narraba en las noches de velada
lances de caballeros embriagados
de romance, de novias y de espada.

Y cuentos de palacios encantados
por la varilla mágica de un hada...
diabólicos, de monstruos espantados,
divinos, de princesa sonrosada.

Y una noche de rayos y de truenos,
su hueca voz llena dé ritmos buenos,
en lenta gradación se iba extinguiendo.

El perro aulló. –¡Tan! –dijo la campana,
una ráfaga entró por la ventana
¡y la abuelita se quedó durmiendo!

Luis Palés Matos
portorriqueño